
Empezó a asfixiarse, le faltaba el aire de aprisa que lo tomaba, y lo soltaba, y lo tomaba, y lo soltaba...
Miró a un lado y a otro y se creyó rodeada.
Empezó a sollozar y pronto lloró desconsolada, ahogada. El pánico la invadió. Se sentó en una esquina y dejó que todo aquello que la asustaba la atrapase.
Pi-pi-pi...
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