martes, 3 de enero de 2012

Buenos días.

Amanecer a golpes, golpes de luz... Acurrucarse en el hueco de tu hombro, a contarle sueños a tu oreja, a ver si despiertas tú también, a ver si te quedas. Desenvolver muy lento, para no dejar que se cuele nada de frío bajo las sábanas; ni el frío que hiela ni tampoco el que haría que se congelase la magia que me atrapa cuando abres los ojos de buena mañana. Y así, en este absurdo, me pasaría horas; mirándote dormir, tratando de evitar que la luz moleste tus sueños, inventando lo que podemos estar haciendo ahora mismo en tu cabeza... Rodeada de tus brazos, dejando que absorbas todas mis dudas simplemente con respirarme cerca.

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