Trato de explicarte la congestión que se provoca en mi garganta cuando cantan tus miedos, cuando cada terminación de tu cuerpo me hace partícipe de lo que se cuece en tu sonrisa. Me derrito cual frigopié en pleno agosto, diluyendo las verdades en una calle repleta de piernas con prisa. Espero ansiosa a que me recojas con la lengua, gota a gota, antes de tocar suelo. No me gusta monopolizar tu actividad, pero es que si te descuidas un poquito voy a dejar de ser enteramente yo. No pretendo acapararte, pero llegados al punto en el que estamos me ahogo si tus cinco sentidos no piensan en mí. No, no te preocupes, yo tampoco pretendo irme muy lejos. Digamos que mi plan para mis próximas diez vidas es seguir respirando en tu cama.
"Espero ansiosa a que me recojas con la lengua", simplemente genial.
ResponderEliminar