lunes, 12 de diciembre de 2011

bibir, con b de burro.


Reinventarse. Reinventarse a solas, claro. No me gusta así; ni a mí así; de acuerdo, apuesta. ¿Póquer de ases? Bien jugado, pero te gano; repóquer. No acepto tus condiciones, ni tu ausencia, ni tampoco cada vez que estás. Reinventar dicen; dicen. Silencios de algodón que acaban impregnados de una calma que quema, que sabe amarga, que se antoja gris. Somos de opuestos, pero el filo se estrecha con el tiempo cada vez que lo afilas y lo siento pero ya no cabemos, lo siento; o caes o caigo... Pero como siempre acabaremos dando un giro al final de la historia; justo antes del último paso decidiremos que nos cuesta mucho separarnos. Entonces esconderemos las cartas, nos reinventaremos, otra vez, y me asfixiaré contra tu pecho; despacio y suave, pero me faltará el aire; y tú tropezarás y te saltará un pie al vacío y olvídate de mantener el equilibrio, tus manos estarán rodeando demasiado fuerte cada trozo de mi cuerpo... Y así, resignados y juntos caeremos; conscientes de que ya no quedará nada a partir de entonces, pero vencidos por una dependencia que me asoma del subconsciente cada vez que no entiendo porque me pincha el pie cada vez que te pienso.

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