lunes, 8 de febrero de 2010

Ciudadana del mundo, por favor.

En la misma silla de siempre, frente a la ventana de todos los días.
Acabo de llegar de hacer un examen de inglés. Inmigración. ¿Y yo que entiendo por ello?
.
Un claro ejemplo más de la importancia del dinero. Tú no importas por donde naciste, ni por a quien tuviste la suerte, o la desgracia, de tocar como hijo. Tú no importas por la cultura del país del cual procedes, ni por sus valores, ni por su justicia. Tú no importas por cuanto hayas estudiado, ni por todas esas cosas que has hecho tratando de mejorar un poco tu mundo. Tú no importas por la injusticia de la que te has visto rodeado, ni por la injusticia imperante allí donde vas a vivir ahora. Tú no importas por el color de tus ojos, ni el pigmento de tu piel. Tú no importas por la eduación que hayas recibido, ni siquiera por tu capacidad de impartirla en otros. Tú no importas por nada que no pueda ser comprobado mirando tu coche, tu reloj, la prenda que llevas encima o la cantidad de ceros de tu cuenta corriente.
.
¿Inmigrante o extranjero? Inmigrante si vienes a trabajar; extranjero si vienes a aumentar tu fortuna explotando a la gente local. Inmigrante si hablas mi lengua, o alguna parecida; extranjero si te las das de listo con algún idioma del norte. Inmigrante si vistes como yo; extranjero si alardeas de todo aquello que la mayoría jamás podremos comprarnos. Inmigrante si te ponen millones de trabas para legalizar tu situación, para acceder a una sanidad de la que todos deberíamos gozar, para poder subir al tren sin miedo a tomar un avión de vuelta; extranjero si te cobran menos impuestos por haber hecho el favor de venir a vivir aquí.
.
No sé de que me extraño; es lo de siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario